La impresión 3D o fabricación aditiva, es una de las claves de la transformación digital en la que nos encontramos inmersos. Conceptos como Internet de las Cosas o Industria 4.0 bajan a tierra gracias a tecnologías tales como fabricación aditiva, la nube, la sensorización y la robótica. Aún siendo críticos con la burbuja en torno a estas cuestiones, tenemos claro que la impresión de objetos ya empieza a formar parte de nuestro cotidiano.
En 2005 nace el proyecto RepRap para la creación de una impresora autoreplicable basada en código abierto. Desde entonces, la proliferación de modelos y el continuo abaratamiento de los costes han popularizado esta tecnología. Año tras año, comprobamos que los precios de adquisición de las impresoras 3D desciende y que cada vez son más los materiales capaces de ser añadidos por las impresoras: metal, PLA, Flexiflex, cerámica, madera, etcétera.
El hardware
En varias ocasiones hemos apuntado a la fabricación aditiva y a la impresión 3D como claves de un futuro inmediato en la economía digital pero, hasta la fecha, nos faltaba la vivencia de montar nuestra impresora y comenzar a imprimir objetos.
Después de realizar un benchmarking entre varios modelos y fabricantes optamos por el modelo Prusa i3 del fabricante BQ. Este modelo viene desmontado, lo que más que un problema implica la oportunidad de familiarizarnos con los componentes básicos de una impresora 3D mientras la montamos. A excepción de alguna errata en el manual, el proceso de montaje de la impresora no es nada complicado y nos permite conocer los conceptos básicos del funcionamiento de la impresora según le vamos dando forma. Los sensores de final de carrera, el Arduino Mega 2560, firmware RepRap, los componentes electrónicos, sensores de temperatura, extrusor, etcétera, poco a poco se nos harán familiares.
El montaje de la BQ Prusa i3 Hephestos puede ser concluido en menos de 10 horas y no es necesario tener conocimientos técnicos. En nuestro caso tuvimos un problema con la RAMPS que fue perfectamente solucionado por el servicio técnico de BQ, y es que esta empresa ha logrado fidelizarnos. Llegados a este punto, es aconsejable reprimir las ganas de imprimir nuestro primer objeto y detenerse un poco a documentarse sobre el software que vamos a necesitar.
Llega el momento de imprimir
Es recomendable que el primer objeto que imprimamos sea un cubo de iguales dimensiones para poder comprobar que la impresora está correctamente ajustada. La primera dificultad a la que nos enfrentamos, a pesar de haber aplicado laca Nelly, es el wrapping o lo que es lo mismo, la primera capa de la impresión no se fija correctamente a la base. LLegados a este punto, gracias a la ayuda de Eneko Montero (BilbaoDynamics) con los ajustes de la impresora, y de Josu Carro por sus indicaciones sobre Cura, comenzamos a realizar las primeras impresiones. Y es que los ajustes en Cura y la calibración de la impresora son claves para obtener impresiones de calidad.
Aplicaciones simples de la impresión 3D
En el último año hemos empleado la impresión 3D en dos proyectos: GazteCitizen y BilboRockLab. Ambos tienen que ver con personas jóvenes y es que, tal vez, sean las personas jóvenes las que más cerca estén de comprender el enorme potencial que encierra la impresión 3D.
Al margen del esperado despliegue de la fabricación aditiva en la industria y la popularización de la impresión 3D como base el movimiento Maker, desde nuestra experiencia, vemos que en el corto plazo serán muchos los departamentos de mantenimiento de las organizaciones que se introducirán el diseño y la impresión de modelos en tres dimensiones.
¿De qué forma integrarías la impresión 3D en tu proyecto?
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