Nos encontramos ante la Cuarta Revolución Industrial. Este es el motivo por el que la SPRI organizó la Jornada #BasqueIndustry40, el pasado 15 de octubre.
Es notable, y de agradecer, el esfuerzo dedicado a dar el pistoletazo de salida a la la Fábrica Inteligente Vasca. Una Jornada con gran éxito, y poder de convocatoria, basada en la combinación de un completo programa, con la calidad y cantidad de ponencias (en torno a 35), el número de empresas expositoras, la implicación institucional y, sobre todo, el esfuerzo previo de difusión que atrajo la asistencia de más de 800 personas.
Cómo funciona una Fábrica Inteligente
Para aterrizar en el concepto de Fábrica Inteligente, pongamos como ejemplo la compra de un mueble; recorramos toda la cadena, desde que se realiza el pedido hasta que el producto elaborado sale de la fábrica listo para su entrega. El cliente accede a una zona de nuestro cloud -por medio de una página web o aplicación móvil- donde un asistente le facilita el servicio de diseño personalizado del mueble que se adapta a sus necesidades. Antes de que nuestro cliente confirme el pedido y formalice el pago, la aplicación de diseño se comunica con el control de producción para determinar el plazo de entrega del producto en función de la carga de pedidos, la situación de stock, la capacidad productiva y la distancia a destino.
En el cálculo de la fecha de entrega se han utilizado (I) patrones obtenidos gracias al procesado de la información histórica de la logística de las plantas –Big Data-, (II) información a tiempo real sobre la carga de trabajo del sistema de fabricación obtenida gracias a la red de sensores de bajo coste instalados en las máquinas. El cliente confirma el pedido y éste se convierte en una orden de trabajo. Un sistema inteligente comienza a tomar las primeras decisiones con respecto a las máquinas que deben intervenir en la fabricación, entre las que están robots e impresoras 3D –fabricación aditiva-.
En la rutina de la Fábrica Inteligente se producen muy pocas paradas de mantenimiento ya que la red de sensores, y otros sistemas ciberfísicos, informan en todo momento del estado de las máquinas. Estas máquinas cuentan, de serie, con inteligencia instalada por los proveedores de servicios avanzados, quienes se encargan de garantizar el buen estado de las mismas y proponer áreas de mejora, puesto que conocen el comportamiento de sus máquinas in situ.
¿Y qué hay de los operarios? La Fábrica Inteligente libera a las personas de la toma de decisiones simples y eleva un grado el nivel de complejidad de la tarea, que deja de ser repetitiva. La colaboración con Robots tiene como resultado el ensamblaje y embalado del conjunto de elementos que componen el mueble adquirido por el cliente, y que pueden haber sido fabricados momentos antes del ensamblaje. La rotación entre diferentes tareas se ve facilitada por la incorporación de la realidad aumentada, que guía a las personas en la tarea que deben realizar, simplificando y modificando así el proceso de formación y dotando a las operarios de las fábricas de nuevas capacidades.
La Fábrica Inteligente, aquí y ahora
Retornando a las ponencias de la Jornada, Wolfgang Wahlster, Director del Centro Alemán de Investigación en Inteligencia Artificial (DFKI GmbH), dibujó un escenario de la Fábrica Inteligente que es ya una realidad en grandes corporaciones de integración vertical de Alemania. El papel del operario sufre un proceso de transformación radical; en la Fábrica Inteligente conviven un conjunto de tecnologías digitales, un ecosistema tecnológico complejo, que ya no puede ser manejado con tareas repetitivas. Las personas interactúan e incluso colaboran con las máquinas; el papel del operario se torna estratégico. Llama poderosamente la atención la afirmación de que Robots con atributos femeninos podrían suplir la falta de mujeres en las fábricas.
Cuatro categorías de entidades
En el transcurso de la Jornada nos encontramos con cuatro categorías de entidades que se mueven en torno a la Industria 4.0:
- Instituciones públicas: impulsoras de la reinvención industrial.
- Consultoras pioneras: pretenden ejercer de puente entre la cuarta revolución industrial y el tejido empresarial.
- Empresas de base tecnológica asentadas: buscan un hueco en el escenario global y tienen cierta capacidad de inversión.
- Pymes: en las que reside la capacidad de integración horizontal de la Industria 4.0.
La necesidad de ajustar costes está obligando a pequeñas empresas a hacer mucho con pocos recursos. Algunas de las supuestas soluciones avanzadas no son válidas cuando se llevan a terreno; por ejemplo, las gafas que enseñan a los operarios las tareas a realizar, no son una realidad aquí y ahora; son pocas las empresas que dominan dicha tecnología y son capaces de adaptarla a las necesidades de las pequeñas iniciativas empresariales. Además, muchas de las soluciones de mercado actuales son rentables sólo bajo unos costes de fabricación ajustados por la producción a gran escala. A nuestro modo de entender, todavía estamos en un momento incipiente de la Cuarta Revolución Industrial.
Sin duda, la #BasqueIndustry40 ha marcado un punto de partida, un primer paso en la percepción colectiva de que la Cuarta Revolución Industrial ya está aquí y, por ello, queremos felicitar a la organización del evento. Ahora, nos preguntamos cuál es la forma de unir nuestro pasado industrial -basado en el pequeño taller a pie de calle- con el aumento de la capacidad de fabricación que nos oferta la tecnología digital.
Una posible respuesta la ofreció Patricia Tames, de AFM: “Fabricamos muy buena máquina-herramienta pero nos cuesta hablar entre nosotros”. ¿Estás de acuerdo con esta afirmación?