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Smart City, ¿sin Smart Citizens?

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Komunikatik Smart City Smart CitizenEl interés por el concepto “Smart City” se encuentra en fase de crecimiento. La gran cantidad de contenidos generados en Internet, las conversaciones en las redes sociales, los congresos, seminarios, observatorios y jornadas dedicadas a esta temática es una muestra de ello.

Si echamos mano de la herramienta para búsqueda de tendencias Google Trends, confirmamos que la línea en cuanto es ascendente, registrando un crecimiento importante el pasado mes de agosto. Google Trends Smart City - Komunikatik Gran parte de la responsabilidad del auge de las Smart Cities tiene que ver con los movimientos de las grandes corporaciones como IBM, Microsoft, Schneider o Cisco, que se han posicionado en la parrilla de salida de la Smart City, desarrollando producto, generando polos de innovación y construyendo alianzas como las del HUB  Smart City Campus de Barcelona.

Smart City y Smart Citizen

Smart City, o una ciudad definida como “inteligente”, es aquella “en la que la inversión social, el capital humano, las comunicaciones y las infraestructuras, conviven de forma armónica con el desarrollo económico sostenible y dando como resultado una mejor calidad de vida y una gestión prudente de los recursos naturales”.

Y añadimos, a nuestro entender, un aspecto crucial: es una ciudad que toma conciencia de si misma y que convive con los Smart Citizens, que interactúan, mantienen una comunicación fluida y participan activamente con los distintos actores: colectividades, empresas e instituciones. Una ciudad inteligente necesita espacios para ciudadanos inteligentes.

La ciudadanía ya cuenta con acceso a la tecnología disponible e interviene en el diseño de su propia ciudad, en la concepción de los productos, servicios y modalidades operativas. Las instituciones, en ocasiones, impulsan procesos tecnológicamente muy innovadores pero olvidan poner a las personas en el centro de las políticas públicas. Es este, precisamente, uno de los puntos clave de una Smart City y una de las responsabilidades de la administración: tender puentes entre los Smart Citizens, facilitar la construcción de una ciudadanía conectada que impulse los procesos de creación y diseño de “la ciudad en la que queremos vivir” y cuya capacitación en tecnológica e innovación ejerza de palanca para lograr propósitos compartidos entre ciudades inteligentes y ciudadanía inteligente. 

Cómo impactan las Smart Cities

El concepto de Smart City es una realidad; comenzamos a percibir los beneficios que aporta una ciudad inteligente, que tienen que ver con el medio ambiente, la gestión de residuos, la movilidad, la economía, el turismo, la educación o con la propia administración.

Podemos, a través de Internet de las Cosas (IoT)  y  los Smart Citizens, obtener información sobre el perfil del visitante de la ciudad con el fin de optimizar la proyección de las campañas turísticas. O instalar tótems digitales que permitan al turista conectar con Smart Citizens y conocer los principales atractivos turísticos de la ciudad, así como ofrecer conexión a Internet gratuita mediante la instalación de diferentes dispositivos de conexión wifi.

Pensemos en la posibilidad de medir el impacto económico de cada uno de los eventos programados en la ciudad, gracias a  Big Data; conocer el nivel de utilización de carriles bici e instalaciones deportivas o  mapear las vinculadas con la actividad física. Incluso, pensemos en detectar problemas antes de que estos se produzcan o contratar servicios públicos que contribuyan a la inteligencia de la cuidad, por ejemplo, una red de contenedores de residuos con sensores que puedan suministrar información sobre la calidad del aire, los ruidos, el tráfico, etcétera.

Desarrollo local y economía

Una Smart City concibe la creación de espacios de fabricación y producción cultural e industrial, los denominados Fab Lab,  para la promoción económica y ayuda al emprendimiento de iniciativas gestadas en la zona. El desarrollo de una ciudad inteligente necesita liberar las energías latentes y “hackear” el imaginario social con respecto a la producción tecnológica.

En este vídeo puedes echar un ojo al FabLab Asturias, en el que se pone a disposición del usuario maquinaria de diseño y fabricación digital, con la intención de fomentar la creatividad local, la experimentación y el aprendizaje conjunto, haciendo partícipe al creador del proceso productivo de su obra.

Y es que, son las personas jóvenes las llamadas a desarrollar la tecnología que dote a su ciudad de una capa digital con herramientas para la participación ciudadana y la obtención de datos que permitan entender mejor el entorno y poder actuar en consecuencia.

Apuntando a la cuidad como laboratorio, entendemos acertado el planteamiento de necesidad de hipótesis y medición en el proceso de experimentación; sin embargo, no compartimos la idea de espacio cerrado y controlado, propio de un laboratorio. Justo en este punto, nos gusta la idea de la cocina frente a laboratorio, más cercana a la del taller y al Fab Lab, planteada por Antonio Lafuente en Yorokobu.

Y también nos gustan mucho las reflexiones que compartimos con Korapilatzen, Asier Gallastegi, sobre Smart Cities y Smart Citizens. Asier, aquí va el reto: ¿te animas a escribir un post al respecto? ;)

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